Admiro increíblemente a las hermosas mujeres que cocinan rico y lindo. Y más cuando hablamos de pastelería, ese gran pasaje a la infancia, a las tardes de domingo con olor a masitas caseras, al sabor único del dulce de leche que probábamos mientras mamá revolvía en la cocina, a las tortas de frutilla cada cumpleaños de primavera, y a aquellas que llevo grabadas en el alma - como la del osito cariñoso Arco Iris-, que me hizo mi madre quedándose la noche entera sin dormir.
Qué mal me siento cuando llega el cumple de mi hija y no puedo hacer más que un bizcochuelo y ponerle unos muñequitos de Peppa Pig arriba. Pero bueno. Enseguida me consuelo pensando que no se puede todo: o escribo o cocino. Entonces, como decidí escribir (y el día de mañana tendrá un lindo cuaderno en el que siempre que puedo registro etapas de su niñez), la próxima torta de cumple de ella o Bauti, la dejaré en manos de Fer Valdez de Despacho de Tortas (el que sabe, sabe). Porque no sólo me deleito con cada creación, sino que me encantó su propuesta.
Les empiezo a contar. Fer (miren su Instagram), es pastelera profesional con una impronta artesanal muy marcada. Y este riquísimo emprendimiento, surgió en 2014 cuando decidió trabajar desde su casa para poder complementar las dos actividades que ama: criar a sus tres hijos + cocinar. Así es como hoy crea "felicidad en porciones", a pedido de los clientes. Y me confirmó eso que yo intuía: hoy una torta se puede volver un objeto de deseo. Son lindas + ricas. La clave de su trabajo es que a las recetas clásicas de pastelería (las que más conocemos y nos gustan como el lemon pie, el brownie, el cheescake, y la lista sigue...), les aporta tips, trucos, y diseños novedosos acompañados de un estilo súper descontracturado.
Algo que me encantó es que en sus redes sociales, todo el tiempo nos tira tips para salir del paso o resolver trabas que no sabemos cómo despejar (¡si la hubiese tenido cerca cuando era chica y le puse té a un bizcochuelo, porque la receta decía "dos tazas de té de azúcar"!). Para ella es súper importante difundir la esencia de la cocina, respetar los tiempos y disfrutar de brindar a los que más queremos, ese mimo especial de hacerles algo casero. Hoy trabaja en su casa, donde armó un taller-cocina, y la acompañan a cada paso (y seguramente metiendo algún que otro dedo en la crema), su marido y sus hijos, con apoyo incondicional.
Me quise hacer la canchera con todo esto de la cocina, y le pedí que nos regale cinco de sus trucos pasteleros. Ya los agendé, y los tengo bien estudiados para mis próximas andanzas culinarias:
No hay dudas como dice Fernanda, que la pastelería está ligada a momentos felices. Por eso será que me gusta tanto: los postres de las abuelas y madres transmitiendo recetas de unas a otras, las sobremesas largas café de por medio, y esa magia que tienen las cosas dulces, capaces de sanar cualquier tristeza o potenciar todas las alegrías.
Qué mal me siento cuando llega el cumple de mi hija y no puedo hacer más que un bizcochuelo y ponerle unos muñequitos de Peppa Pig arriba. Pero bueno. Enseguida me consuelo pensando que no se puede todo: o escribo o cocino. Entonces, como decidí escribir (y el día de mañana tendrá un lindo cuaderno en el que siempre que puedo registro etapas de su niñez), la próxima torta de cumple de ella o Bauti, la dejaré en manos de Fer Valdez de Despacho de Tortas (el que sabe, sabe). Porque no sólo me deleito con cada creación, sino que me encantó su propuesta.
Les empiezo a contar. Fer (miren su Instagram), es pastelera profesional con una impronta artesanal muy marcada. Y este riquísimo emprendimiento, surgió en 2014 cuando decidió trabajar desde su casa para poder complementar las dos actividades que ama: criar a sus tres hijos + cocinar. Así es como hoy crea "felicidad en porciones", a pedido de los clientes. Y me confirmó eso que yo intuía: hoy una torta se puede volver un objeto de deseo. Son lindas + ricas. La clave de su trabajo es que a las recetas clásicas de pastelería (las que más conocemos y nos gustan como el lemon pie, el brownie, el cheescake, y la lista sigue...), les aporta tips, trucos, y diseños novedosos acompañados de un estilo súper descontracturado.
Algo que me encantó es que en sus redes sociales, todo el tiempo nos tira tips para salir del paso o resolver trabas que no sabemos cómo despejar (¡si la hubiese tenido cerca cuando era chica y le puse té a un bizcochuelo, porque la receta decía "dos tazas de té de azúcar"!). Para ella es súper importante difundir la esencia de la cocina, respetar los tiempos y disfrutar de brindar a los que más queremos, ese mimo especial de hacerles algo casero. Hoy trabaja en su casa, donde armó un taller-cocina, y la acompañan a cada paso (y seguramente metiendo algún que otro dedo en la crema), su marido y sus hijos, con apoyo incondicional.
Me quise hacer la canchera con todo esto de la cocina, y le pedí que nos regale cinco de sus trucos pasteleros. Ya los agendé, y los tengo bien estudiados para mis próximas andanzas culinarias:
- Para que no se peguen más las tortas: enmantecar el molde, llevarlo a la heladera y volverlo a enmantecar. Recién ahí enharinarlo.
- Una buena opción para reemplazar un huevo en una receta es por manzana rallada o 50 ml. de leche.
- 100 gramos de azúcar pueden ser reemplazados por 10/12 gramos de Stevia.
- Todo lo que se lleva al horno tiene que ir a temperatura ambiente, salvo que la receta diga lo contrario. El horno siempre se precalienta.
- El chocolate se funde a fuego directo. En caso de fundirlo con manteca, crema, leche o agua, se coloca todo junto.
No hay dudas como dice Fernanda, que la pastelería está ligada a momentos felices. Por eso será que me gusta tanto: los postres de las abuelas y madres transmitiendo recetas de unas a otras, las sobremesas largas café de por medio, y esa magia que tienen las cosas dulces, capaces de sanar cualquier tristeza o potenciar todas las alegrías.
Qué rico!!!!!!!!! pasar una tarde entre amigas y una de estas tortas!!!!!!!
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