Así que me pareció piola charlar con Tati García Ruhstaller sobre todo esto >> Tati es psicopedagoga, y está todos los meses en el blog hablando de los distintos temas que nos involucran (en cuerpo y alma), como mamás. Me encantó consultarla. Me dio ideas creativas para hacer en casa (que no implican necesariamente andar a las corridas ni desembolsar un dineral), me mencionó el tema de los límites (fundamentales en vacaciones), le pusimos pautas al uso de la tecnología con tanto tiempo libre, y me contó de su propuesta de talleres de invierno llena de cuentos, dibujos, pintura, y cocina. Te invito a leerla:
Tati, ¿Qué significa estar de "vacaciones"?
Las vacaciones, tanto de invierno, como de verano, implican una “pausa”, una pausa deseada y necesaria para “recargar energías” y volver al ruedo. Tanto para los adultos que tenemos la suerte de tener esa “pausa”, como para nuestros hijos, es necesario poder “descansar”. Y para ello tenemos que pensar en los programas que vamos a proponer. De eso dependerá “no volvernos locos”. No tenemos que “llenar” las ocho horas que van al colegio de actividades, compras y “piyamadas”. Los chicos exigen esto, y los padres debemos mostrarles que no es así.
El tema del gasto y el consumo, es tremendo en estos días...
Claro. Por eso propongo volver un poco a lo que hacíamos antes: alejarse del consumismo, evitar el "quiero ya", y aprovechar estos días para trabajar la "espera" y la "valoración". Sería bueno también incluir actividades como una visita a la plaza del barrio, una salida a tomar helado, una invitación a amigos, ir a dormir a lo de los abuelos, andar en bicicleta, jugar tranquilos con sus hermanos, cocinar, leer, jugar juegos de mesa, ir a comprar un libro. Esos programas que solían hacer nuestros padres con nosotros, en el que no estaban incluidas las compras de costosos juguetes, ni las actividades “sin fin”, tienen que volver a formar parte de nuestras vidas y las de nuestros hijos.
¿Por qué siempre se dice que está bueno que los chicos también se aburran?
Dar lugar al aburrimiento es más que importante, hay que sacarle el valor negativo al aburrimiento. Porque en ese tiempo mal llamado “muerto”, le permitimos al niño conectarse consigo mismo, que surja la creatividad y emerja la posibilidad de juego libre, de “inventar y crear” para entretenerse. Si los llenamos de programas y actividades, no solo terminarán y terminaremos las vacaciones más agotados de lo que empezamos, sino que no habrá lugar para el descanso, ni para dejar volar la imaginación y conectarse con uno mismo. Tan importante en estos tiempos…poder detenerse, pensar y volver a empezar.
Hay que encontrar el equilibrio...
Es así. Las vacaciones, para que sean tales, tienen que ser un momento de descanso y disfrute para todos. Como en todo, es importante encontrar el equilibrio. No sobrecargarlos de programas, ni tampoco dejarlos sin ellos. Buscar actividades divertidas, pero también estar en familia. Recuerden que damos el ejemplo con lo que decidimos, con las propuestas, con lo que elegimos hacer cada día. Si ellos ven que nosotros disfrutamos de su presencia y podemos decirle que “no” a todos los programas que aparecen, estaremos dándoles nuestra idea de crianza. Si los embarcamos en cuanto barco aparece, para sacarnos a los chicos de encima, también habrá un mensaje detrás de nuestro accionar.
¿Y con la tecnología? ¿Cómo hacemos?
Aprovechar para delimitar la tecnología es otro punto importante. Enseñarles a usarla correctamente. Poner horarios y condiciones. Dejar en claro que el día libre no implicará seis horas de “play”, los va a ayudar a organizarse y evitará futuras discusiones. Determinar en cada casa qué tiempo se puede dedicar a “los aparatos” y “en qué momento”, depende de nosotros. Si ellos nos ven firmes en estas decisiones, y nos observan “dando el ejemplo”, internalizarán el aprendizaje. Si, por el contrario, nos ven contestando mensajes de whatsapp mientras cenamos con ellos, difícilmente nuestro discurso tenga validez.
Siempre se habla de poner el "límite sano". ¿Cómo sería esto en vacaciones?
El exceso de compras, regalos, idas al quiosco, y programas, saturan a nuestros hijos, y cada día que transcurra van a necesitar más para saciar su deseo y van a pedir más caro. Es nuestra tarea decir “no” y sostenerlo. Postergarles la salida, la compra o el programa, también los hace “desear” más y por ende “esperar” y “valorar” cuando ese momento llegue. Esos “ahora no” (sin demasiada explicación), son esos límites claros, sanadores y formadores de los que tanto hablamos. Saciar todos sus deseos de manera constante los deja “sin deseo” (valga la redundancia), sin capacidad de espera ni de postergación. Así que no importa cuánto dinero dispongamos, no importa cuánto tiempo tengamos libre, importa seguir nuestras creencias y que ellos sepan que nos mantenemos firmes en ellas, porque de eso se trata criar.
Antes de terminar: contame de tu propuesta de "Talleres de Invierno"
Está a cargo de dos psicopedagogas con orientación clínica: mi socia Erika Troisi (especializada en discapacidad), y yo. El Taller se dará dos veces por semana (martes y jueves) de 10 a 11:30 en nuestro consultorio en Acassuso. La idea es proponer “un modo atractivo de acercarse al aprendizaje”. En el mismo habrá gran selección de cuentos, narraciones, dibujo, pintura, y cocina, entre otras cosas. Está dirigido a niños de entre cinco y siete años.
Si te gusta esta actividad, podés seguir a Tati en Instagram: @crianza_y_aprendizaje Sino, escribirle a tatiruhstaller@gmail.com. No dejes de consultarle por sus charlas de crianza. Tiene consultorio en zona norte (Buenos Aires). Y es una divina.
No hay comentarios.
Publicar un comentario