Hace poco empecé a escribir en el nuevo sitio de La Nación @lnbienestar, e hice nota sobre este tema. Entrevisté a @delfinadeachaval + @javiercandarle + @alejandroschujman (genios). Y entre muchísimas cosas que me dijeron, hay algunas que hoy quiero rescatar por acá:
"Que se estima que tenemos más de seis mil pensamientos diarios. Y la mayoría de ellos son negativos, repetitivos, están anclados al pasado, y actúan directamente sobre nuestro estado emocional. Por eso están íntimamente ligados al estrés y la ansiedad. Entonces, nos estresamos porque pensamos demasiado. Que si bien somos 'los patovicas de nuestros propios pensamientos' (porque decidimos qué entra y qué sale de nuestra mente), el tema no es tan sencillo. Porque hay pensamientos que se nos instalan, y ocupan mucho más espacio del que nos gustaría. Que uno no elige lo que piensa pero sí qué hace con lo que piensa. Y que lo que podemos hacer es empezar a tomar cierta distancia, para ver qué pensamientos vamos a considerar y cuáles no. Porque no se trata de poner la mente en blanco o 'dejar de pensar'. De hecho, mientras más luchamos por callar la mente, menos lo logramos. Que en los momentos más críticos podemos centrarnos en algún ejercicio de atención al cuerpo o a la respiración (para que la actividad mental se haga más lenta). Que la calidad de nuestros pensamientos es esencial para el bienestar, ya que determina el modo en el que estamos a cada momento, nuestros vínculos, y hasta lo que atraemos. No olvidemos que lo que pensamos, nos lleva a tomar decisiones, que luego se traducen en acciones. Que tal vez se trate de aprender a soltarnos un poco más. Porque la mente insistente tiene que ver con un intento de control de lo que de lo que va a ocurrir. Que cuando uno empieza a tomar conciencia de que controla menos de lo que cree, puede empezar a descansar. Y que hay muchas cosas en la vida que se logran soltando más que agarrando" ❤
A la nota completa pueden leerla en www.lnbienestar.com.ar
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