Bastaba empezar escribiendo “Querido diario:” para sentir que estábamos a salvo ♡

Grande. De bolsillo. Con brillos. Escondido en el fondo del cajón. Con miedo a que algún hermano lo leyera. Compañero incondicional. Lleno de stickers de Snoopy, Kitty o Sarah Kay. Escrito con lapiceras perfumadas. Decorado con algún collage. Guardián de las más grandes confesiones de la infancia. Cerrado con candado, siempre. 

El diario íntimo fue un gran refugio en la niñez. Espacio de catarsis, albergue de secretos y confidente cotidiano de nuestro —tantas veces contradictorio— mundo emocional. Y si bien parecía haber quedado olvidado en algún escritorio del pasado, hoy está cobrando nuevamente protagonismo, en el mundo adulto ♡

Se trata de darle lugar a la escritura cotidiana, libre, personal e intuitiva. La escritura que no está bien ni mal. Que no vamos a publicar en ninguna revista, libro, ni red social. Que es necesaria sólo para nosotras. Que nos ayuda a tomar conciencia de lo que pasa desapercibido en medio de nuestras vidas frenéticas. Una escritura que no se puede hacer en 2x. Que no sabe de copy-paste. Que requiere tiempo. Que nos pide estar ahí y nos invita a tomarnos una pausa: para revisar el pasado, pensar el presente y crear el futuro ✏️

Hice nota sobre el tema para revista Sophia acá.  Y en carrusel de IG, les dejo algunos textuales de las entrevistadas ♥ Las espero allá.